Frente a este despertar estudiantil que nace de un deseo bueno y justo, es necesario mantener vivo el ideal que en el fondo nos mueve. Cualquier reducción del ideal o respuesta parcial no hará otra cosa que ilusionarnos con un cambio que finalmente podría no cumplir nuestras expectativas.
Sustituyendo las autoridades se pretende cambiar la realidad y así eliminar las injusticias, por consiguiente suponemos que una circunstancia diferente será la que nos dé sosiego y mejoría. Sin embargo, el cambio en cada uno de nosotros representa la verdadera revolución, nos lo recordaba el Papa Francisco en su visita en julio: «¿El Papa a quién le dijo eso? A mí. Cada uno, a quien sea: a mí», ya que las instituciones podrán cambiar solo si cambian las personas que conforman nuestra sociedad.
Al observar estos acontecimientos con apertura, queremos colaborar a que mejore la educación universitaria en nuestro querido Paraguay, y podremos contribuir en la medida que descubramos lo que la circunstancia nos pide como cambio personal a cada uno. En efecto, ni las palabras, ni las ideologías, la corrupción o el poder hacen frente ante la victoria de una vida transformada. ¡Este es el cambio real del que queremos ser protagonistas!
En este contexto, entonces, surge la siguiente pregunta: si no tuviéramos la manifestación, ¿dónde pondríamos la esperanza de cambio?
CL Universitarios Paraguay
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